Remunicipalització

La municipalización del agua, una idea que se abre camino

Sólo el 20% de los municipios catalanes gestionan directamente el agua, sin externalizar a una empresa privada, pero varios ayuntamientos han recuperado en los últimos años la gestión directa.

Este tipo de gestión no mercántil permite la realización de inversiones que el sector privado no pone en marcha y, en algunos casos, una reducción de la tarifa pagada por los usuarios, como en el caso de París donde se redujo en un 8%.

Este sábado, activistas del Procés Constituent rodearán la torre Agbar de Barcelona para reivindicar una gestión publica del agua, en el marco de una jornada de acciones de desobediencia

¿Debe la gestión de agua ser alejada de todo mecanismo mercantil? Así lo creen los partidarios de la remunicipalización del servicio de suministro de agua, una idea a contracorriente de la tendencia a la privatización de los servicios públicos pero que consigue cada vez más apoyo. En Cataluña, la externalización al sector privado de este bien común ha sido una práctica extendida: hoy sólo el 20% de los municipios gestionan directamente el agua, frente al 70% de los municipios europeos. Actores de entes municipales de toda Europa se encontraron hace unos días de Barcelona para presentar sus experiencias y mostrar que la gestión pública puede ser exitosa.

“No creáis que lo público no funciona”, apuntaba David McDonald, coautor del libro ‘Remunicipalización: el retorno del agua en manos públicas’. “Se trata de una tendencia global”, añadió, al referirse a los ejemplos de Buenos Aires o Bolivia. A nivel europeo, la recuperación de la gestión directa por parte del ayuntamiento de París es sin duda el caso más emblemático, al tratarse de una de las mayores ciudades del continente (2,2 millones de habitantes). En 2011, el precio local del agua bajó un 8% y el ayuntamiento prevé que el ahorro para el conjunto de los usuarios será de 76 millones de euros hasta el 2016. La recuperación de la gestión directa por parte del ayuntamiento ocurrió durante el segundo mandato del socialista Bertrand Delanoë, que aprovechó el fin de las concesiones atribuidas a las empresas Veolia y Suez –esta última controla junto con CaixaBank el 90% de Agbar. “Los contratos se hacían a 25 años sin ningún tipo de concurso público”, criticó Bruno Nguyen, responsable de operaciones de Eau de Paris.

En Cataluña, varios pueblos se han unido a esta tendencia. Es el caso del pueblo barcelonés de Figaró, gestionado parcialmente de manera asamblearia. No obstante, la municipalización del agua no se ha hecho sin dificultades: el ayuntamiento tuvo que aumentar de 10 a 15% al año el precio del metro cúbico. “Es una política poco popular”, reconoció el alcalde Lluc Pelàez. “Pero nos encontramos con una red de agua obsoleta, con algunas tuberías que no estaban cambiadas desde el siglo XIX”, justificó. El ayuntamiento tuvo que decidir inversiones costosas y debe hacer cada año una aportación extra ya que los pagos efectuados por los usuarios no cubren la totalidad del gasto.

¿Cómo funciona ahora la gestión del agua en Figaró? El coste que supone disponer de una empresa municipal para la gestión del agua es inasumible para este pueblo de poco más de 1.100 habitantes. Es la razón por la cual Figaró se unió al Consorcio para la Gestión de Aguas de Cataluña (CONGIAC), una entidad pionera en el Principado que reúne a seis ayuntamientos: El Prat de Llobregat, Mataró, Manresa, Reus, Vilafranca del Penedès y Vilanova i la Geltrú. Las empresas públicas de estos municipios conforman la sociedad GIACSA que, a su vez, presta servicio a los ayuntamientos más pequeños como Figaró. “De esta manera, los municipios miembros se benefician de economías de escala y pueden conseguir mejores precios con los proveedores”, señala Albert Testart, gerente de GIACSA. “Por otra parte, somos un ente sin ánimo de lucro, lo que permite reducir costes”, añade.

La dificultad del traspaso a lo público

Para los ayuntamientos que recuperan la gestión pública, el traspaso desde lo privado constituye uno de los mayores retos. “Si hacéis algo así, tendréis que tener buenos abogados”, recalcó el alcalde de Figaró, que está ahora en pleito con la empresa que detenía la concesión. Pero existen ejemplos de transición más suave. En la provincia de Sevilla, el Consorcio de Aguas del Huesna había atribuido en un principio la gestión a una empresa en régimen de concesión. La negativa de esta empresa a hacerse cargo del sobrecosto de las obras llevó a la constitución de una empresa mixta, que acabó siendo 100% pública en 2007. “Esta vía no agresiva permitió que el consorcio consiguiera financiación en los bancos para poder realizar las inversiones que el sector privado no ponía en marcha”, indicó Emilio Pachon, gerente de Aguas del Huesna.

La multiplicación de casos exitosos ha despertado el interés de los movimientos sociales. En Barcelona, existe un fuerte movimiento a favor de la municipalización del agua: más de cuarenta organizaciones se han adherido a la Plataforma ‘Aigua és vida’. Este sábado, activistas del Procés Constituent rodearán la Torre Agbar –en el marco de una jornada de acciones de desobediencia– para exigir una gestión pública del agua.

Font: eldiario.es

 

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